La cirugía estética ha progresado notablemente en los últimos años, mejorando sus técnicas y, sobre todo, sus resultados. No es de extrañar que muchas personas recurran a ella para mejorar aspectos de su cuerpo. Una de las intervenciones que está más en auge en la actualidad es la abdominoplastia. Ésta consiste en extirpar el tejido cutáneo y graso de la parte inferior del abdomen, corrigiendo el perfil de la cintura.
Esta técnica se da, fundamentalmente, en las mujeres tras dar a luz ya que, durante la gestación, los músculos tienden a distenderse y, después del parto, pasan varias semanas hasta que el cuerpo recupera su estado original. Existen muchos ejercicios físicos que se pueden realizar para fortalecer de nuevo el abdomen, pero, aunque hay muchas mujeres que consiguen volver a tener un vientre firme, otras muchas no. Es a ellas a las que se destina esta intervención.
Es una operación sencilla, con una incisión cuya longitud y forma dependerá de cada caso particular. A través de ella, en la que la paciente se somete a anestesia general, se repara el tejido muscular, eliminando también el exceso de piel sobrante. La cicatriz se esconde bajo la ropa interior o el traje de baño por lo que, en ningún caso, es visible.
Por otro lado, no sólo las mujeres que han tenido embarazos deciden someterse a este tipo de operaciones estéticas. También tienden a hacerlo aquellas personas que han estado cierto tiempo a dieta y no consiguen fortalecer su vientre tras adelgazar.
En este sentido, los expertos insisten en que la abdominoplastia no es una técnica de adelgazamiento, por lo que no es una solución para las personas con sobrepeso u obesidad, para las que existen otros tratamientos más acordes, como la liposucción o cirugía gástrica. Sólo una vez hayan adelgazado, ayudadas también por una alimentación saludable y ejercicio físico, podrán
someterse a esta intervención.
Existen distintos tipos de abdominoplastia, dependiendo de cuánto se quiera o se necesite corregir. Así pues, puede ser completa, lateral, fundamentalmente aconsejada para personas con caderas anchas o mini, para personas que no representan demasiada flacidez. Para decidir cuál es la mejor, se ha de consultar con el cirujano para que valore la situación y los resultados que el paciente quiere alcanzar, porque cada abdomen es distinto. En cualquiera de los tres tipos, la cicatriz puede quedar oculta, por lo que no será ésta la que marcará la diferencia a la hora de elegir la intervención.
Tras la operación, en la que se necesita contar con un día de hospitalización, se debe mantener reposo entre una y dos semanas para que la zona intervenida cicatrice correctamente, ayudándose a través de curas con cremas, pomadas y ejercicios indicados por el equipo médico.
Durante un tiempo, se observará una pequeña inflamación, pero ésta desaparece completamente, como máximo, en tres meses y se podrán ver los resultados, habiendo recuperado la figura. Y no sólo resultados físicos, también psicológicos, ya que el estar contentas con nuestro cuerpo, hace que tengamos la autoestima más alta y estemos más a gusto con los que nos rodean y con nuestra vida.