Si les diesen ese tiempo y destino, ¿qué harían? Es cierto que lo de las veinticuatro horas y el límite como tope de tiempo se emplea en muchos títulos, desde la famosa película "24 Horas al límite" basada en el comic francés 'Michel Valliant', es un proyecto de Luc Besson que pretende aunar las pasiones del cine, rallyes y carreras y suscitar las emociones más fuertes, hasta nombre de empresas, ofertas y rebajas de última hora y limitadas en el tiempo, y un sin fin de reclamos publicitarios que tratan de dar una imagen de gran espectáculo o ganga pero que requiere rapidez y decisión para aprovecharlas. Sea como fuere, si uno de los muchos propósitos de Año Nuevo es no volver hacer caso de los tópicos, qué mejor que comenzar a cumplirlo escapándose a Palma de Mallorca para comprobar que una cosa es el estruendoso y multi-europeo verano de la Isla de la Calma y otra, muy distinta, un día de invierno en una de las ciudades más bellas de todo el Mediterráneo. Callejuelas silenciosas de palacetes renacentistas, barrios de pescadores convertidos en mecas hípsters y marinas de ensueño: las 24 horas de un día cualquiera de invierno cunden, y mucho, en Palma de Mallorca. Compruébenlo y sean bienvenidos.
Si hay un lugar que ofrece al viajero una ocasión de descansar mientras se disfruta de un entorno único, sin lugar a duda es Mallorca. Con el ritmo pausado del que saborea la vida, sin prisas y embebiéndose de todo lo que contempla, porque ya saben que las carreras no dan la velocidad y en 24 horas se vive mucho más con tranquilidad programada que con prisas improvisadas, la mayor de las islas del archipiélago de las Baleares les ofrece muchos lugares donde extasiarse y donde disfrutar de un viaje que promete ser inolvidables.
Tomando como base la ciudad de Palma, porque algún sitio hay que tener de referencia, comenzarían por visitar sus monumentos que no todos conocen, porque la isla siempre ha estado asociada a un turismo de verano, playas, sol y chiringuitos, que también, por supuesto, y fantásticos. Pero si solo dispones de un día, que en cualquier atasco camino del restaurante favorito tardan más que en llegar a Palma en avión, pueden empezar con el programa de cualquier viajero experimentado en este límite de tiempo antes que ustedes, que la experiencia es para compartirla, no solo el sorteo de la lotería de Navidad. Y si ya la conocen, seguro que les quedó algo por conocer que ahora tienen la ocasión de hacerlo como un auténtico regalo para empezar el año. Si tienen la ocasión, o la tentación, de hacer este viaje relámpago y aún no lo ven muy claro, visiten 24 horas en Mallorca y descubran que da para muchas más ocasiones en que podrán descubrir que un día da para mucho.