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Una vez repasados qué aspectos se tienen en cuenta para calcular la cuota de renting, merece la pena recordar la importancia de la fiscalidad a la hora de decidir si se quiere adquirir un coche en propiedad o mediante esta modalidad de alquiler
Aunque tradicionalmente se ha asociado el renting a una forma de financiación usada por las empresas a la hora de adquirir sus vehículos, cada vez es más común que los particulares se aprovechen de las ventajas que tiene el renting frente a otras maneras de financiar un bien especialmente caro como es un coche. Tanto si se busca una solución a nivel empresarial como si se quiere un coche para un uso familiar o personal, conviene conocer una serie de factores para poder comparar y calcular el renting en el sector de la automoción.
Así, es muy importante conocer bien qué tipo de beneficios y servicios vienen incluidos en el contrato de renting. Es decir, a qué tenemos derecho al pagar nuestra cuota renting. Muchas compañías ofrecen, por ejemplo, servicios asociados como revisiones mecánicas, el cambio de neumáticos o la cobertura de cierto número de averías, así como la gestión - o incluso parte del coste - del seguro. También es habitual que los contratos tengan la opción del coche de sustitución mientras el coche está averiado así como diferentes posibilidades de renovación del modelo o categoría del vehículo cada cierto tiempo. Esto es un aspecto importante, ya que se tiene siempre un coche relativamente nuevo, algo especialmente relevante si, por ejemplo, se trata de un coche de empresa o renting de furgonetas de empresa (por la imagen que transmite).
Otros factores a tener en cuenta son los meramente financieros. Primeramente, hay que tener claro que se trata de una fórmula de financiación en la que no se adquiere la propiedad del vehículo, sino el uso del mismo durante la duración del contrato. Por tanto, para poder comparar entre diferentes ofertas, deberemos tener en cuenta cuanto tiempo tenemos previsto pagar las cuotas, cuánto es, de forma aproximada, el valor inicial del coche (el llamado valor de inversión, es decir, lo que costaría el vehículo en el mercado en el momento de la firma del contrato, más ciertos costes que nos “ahorramos” en el renting, como la matriculación, las tasas, los gastos legales o los intereses de financiación) y a cuánto ascendería el valor residual (la estimación de lo que valdría el vehículo a la finalización del contrato de renting).
Una vez repasados qué aspectos se tienen en cuenta para calcular la cuota de renting, merece la pena recordar la importancia de la fiscalidad a la hora de decidir si se quiere adquirir un coche en propiedad o mediante esta modalidad de alquiler. Valga como ejemplo el IVA, impuesto que se debe abonar al ejercer la compra en el lugar de la matriculación del vehículo. En el renting, dicho impuesto irá incluido en las cuotas (y por tanto, fraccionado), además de que se podrá deducir si se utiliza el coche en parte o totalmente con fines relacionados con una actividad comercial.